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domingo, 22 de febrero de 2015

Camarón de la Isla (Mágica)


Ya lo estoy viendo. La portada con dos espadañas como las de la Iglesia Mayor y dos farolas por antorchas, que alumbrarán la entrada (La luz de aquella farola / era la luz de mi alma). ¡Pasen al Parque Temático Camarón de la Isla! Camarón Adventure. Agua Park de esteros, con toboganes espirales en forma de cañaílla y callejuelas trazadas a cordel para conocer las distintas atracciones. Una de ellas, EL LABERINTO DEL ESPEJO (en que te miras), un recinto que te enredará como te enredaba su cante (Eres como un laberinto (bis) / de pasiones). Otra, LA FRAGUA FANTASMA, con su yunque, clavo y alcayata; atracción que, como la de Disney, va a ser importada del mismo Orlando (de la calle Orlando, vaya). Será particularmente recomendable entrar en EL CASAMIENTO, recinto en donde te partirás la camisita, aunque sea la uniquita que tengas; seda o no seda, ésa es la cuestión. NORIAS y MONTAÑAS RUSAS te elevarán volando (voy / volando vengo), con unas privilegiadas vistas del Castillo de San Romualdo, (Como castillo de arena). Por último, EL TÍO VIVO, con jacas que girarán y galoparán a ritmo de la Nana del caballo grande. La atracción (TÍO VIVO) tomará directamente su nombre de aquél espabilado que registró la ¿marca? ‘Camarón de la Isla’; no está todavía muy claro, si con el permiso de Joseíco, el gitano al que se le ocurrió el apodo, único propietario moral, intelectual e industrial de ello.

Me merece tanto respeto la figura de Camarón y tan poco los políticos y administraciones, que tan tarde se acuerdan de su legado, que por eso me lo tomo a cachondeo. Sólo les pido, encarecidamente, tres cosas: una, que lo hagan; dos que lo hagan con amplitud de miras y con sentido de preservar su legado; y tres, que dejen de decir de una vez por todas lo de “poner en valor”.



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